Asiduo de melancolías
Asiduo de melancolías, colinas,
Mi suerte de campos calcinados.
Tarimas de piel y carne
Penden los pechos a mí alrededor.
Ubres. Ríos rojos, sangres azules
Que recorren cañerías infectas
Del corazón.
Caricias de espinas oxidadas,
Vallas que se saltan solas
En pantanos olvidados, y vienen,
Corriendo de aquí para allá
Confundidos por lunas desnudas
Que no están. Y dicen que está
Sola rodeada de estrellas, cuando ella
Guarda besos en armarios
Para recordar su olor una vez más.
Sueña despierta, dormida recuerda
Fragancias de las que ya olvidó el olor.