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jueves, 9 de enero de 2014

Hurt



A mi izquierda estaban agarrados de la mano, casi abrazados mi mejor amigo y mi mejor amiga, lo eran desde prácticamente el primer día de clase. Pasamos mucho juntos, compartimos infancia, adolescencia y ahora compartíamos la madurez.

Ellos estaban totalmente felices, llevaban saliendo desde el último curso del instituto, toda la universidad y ahora estaban comprometidos. Nunca lo confesé, pero desde que comenzaron a interesarme las chicas yo había estado enamorado de ella, cuando comenzaron a salir fue un duro golpe, pero supe guardar las apariencias y tenía la retorcida esperanza de que no durarían mucho y entonces ese sería mi momento. 

Pero nunca llegó mi momento.

Estaban casi abrazados a mi izquierda, habíamos ido a escuchar a un músico que desde mi adolescencia me había encantado. Al verlo en la televisión soñaba con ser él, vivir su vida perfecta, haciendo lo que más le gustaba, viviendo su gran pasión: la música.

Él subió al escenario torpemente, envejecido, era ya un anciano. Se colgó la guitarra al cuello y comenzó a tocar los dulces acordes, aún conservaba su fuerte y característica voz. Esta vez cantaba una canción lenta, llena de sentimiento, una reflexión plasmada en música.


Mis dos amigos estaban ahora mirándose a los ojos, ella tenía ese brillo en los ojos que yo nunca supe arrancarle, su dulce sonrisa asomaba mirándole a él. Y en el escenario el anciano músico hacía una revisión de su vida, preguntándose si el camino que escogió en la vida era el correcto, si su vida podía haber sido mejor tomando diferentes decisiones que se encontraban al alcance de su mano, si tal vez, habría podido ser feliz en otra ruta.

Sentí como si el universo apretara sus gigantescos dedos contra mis sienes, notaba que mis ojos querían saltar de la cuenca para así rodar y poder llorar y huir y olvidar. 

Estaban besándose con pasión, compartiendo esos besos que yo siempre quise compartir con ella, esos que nunca llegué a sentir.

Huí del local, había estallado en lágrimas. ¿Qué estaba haciendo con mi vida? ¿Era este el camino que debía haber tomado, o me confundí en alguno de los cruces que tomé sin leer la dirección? ¿Me confundí al seguir el camino que marcaban los pasos de mi mejor amiga? ¿Sería este el final, había tomado mal los sucesivos caminos y la partida había acabado?

Me tapé los ojos y los oídos, intentando no escuchar las preguntas que se repetían una y otra vez en mi cabeza, intentando no escuchar mis propios alaridos nostálgicos.

Sentí que alguien tocaba mi hombro, me sequé como pude las lágrimas con las mangas de mi camiseta y levanté la vista, desde el bordillo donde estaba sentado se veía grande al anciano músico que me miraba con expresión triste. Llevaba su guitarra en una vieja funda de cuero marrón, la apoyó en el suelo y se sentó junto a mí.

-¿Qué te ocurre?- Me preguntó mirándome a los ojos.

-Tu canción me ha hecho darme cuenta de lo que está siendo mi vida. Me ha hecho reflexionar hacia donde ha tornado y en qué punto de ella estoy, y creo que ya he agotado la partida, no tengo más jugadas para hacerla avanzar. Igual que en tu canción.
Me sonrió y sin decir nada volvió a levantarse, colgó su guitarra del hombro y se giro para mirarme de nuevo.

-Yo he agotado mi tiempo, soy un anciano y ya no puedo decirle todo lo que siento, todo lo que callé durante años, a la mujer a la que amaba. Ella murió hace unos meses. Mi partida está agotada, la tuya en cambio está ahí dentro, cogida de la mano con otro hombre sin saber lo que sientes tú. Tienes todavía tiempo, pero cuanto más lo dejes pasar menos posibilidad de encontrar el camino vas a tener. Aprovecha a decir todo lo que guardas en el pecho, no importan las consecuencias pues al término de la vida duele más lo que no se hizo que lo que se intentó y salió mal. No tengas miedo del destino, si te bloquea un camino en el cruce siempre deja otro despejado, no te quedes esperando por si ese camino queda libre, aprovecha el que tienes a tu alcance.

Se giró sin dejarme hablar e inició una lenta marcha hacia el final de la calle.

-¡Carpe diem!- Gritó al tiempo que se colocaba un viejo sombrero negro en la cabeza- ¡No tengas miedo a vivir!





Espero que os guste este relato que escribí escuchando la canción del vídeo



5 comentarios:

  1. Que hermoso relato, me a encantado mucho y hace tiempo que digo que hay que vivir el momento :D
    Un enorme abrazo

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  2. "al término de la vida duele más lo que no se hizo que lo que se intentó y salió mal" & "¡No tengas miedo a vivir!"
    SIN PALABRAS *-*
    Me requeteencanta el texto, en serio :)
    Buen trabajo! ^^
    Saludos y pásate cuando quieras :3

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  3. Oooh!!! *.*
    Te ha quedado precioso el relato!!! ^^
    Me gustó mucho!!

    Un beso!;)
    http://myworldlai.blogspot.com.es/

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  4. Wow... ¿Me has dejado sin palabras? Cristian te estoy aplaudiendo... Me has hecho pensary me has transmitido los sentimientos :'(

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  5. Hola :)
    Has sido nominado en mi blog. Pasate cuando puedas.
    Besos
    Ivet Sarkis

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