Tres margaritas alumbran los balcones,
Hierbas áureas de tímidos ilusos.
Ojos de robles añejos reclusos,
Estrellas, arrancan de día rencores
De lunas, que incitan ataques ceutones.
Gritos mudos, añoranzas de lutos
Que hablan entre paredes zurcidas de husos.
Niñas buscan lunas de cuerpos pudores
Que acaricien sus rosas vírgenes
En noches candentes de invierno desnudos
Con el canto, relinche, de jóvenes
Caballos. Temblores de soles mudos
Que habitan del Duero las márgenes
De flores tristes que lloran de dos en dos.
La imagen de la margarita como testigo de los deseos de la señorita en las noches frías de invierno que arde en su candencia me ha gustado mucho. ¿Cuántas veces hemos tenido que conformarnos con ser amigos de la luna o de las flores porque no hay una voz que nos arrope? ¿Cuántas veces, a falta de una palabra audible hemos entablado una conversación "telepática" por quien queremos que nos escuche o queremos escuchar?
ResponderEliminarEs la idea que saco en claro de este soneto. Lleva la nostalgia de la noche en sus letras y las lágrimas de la soledad entre la animación y la inanimación, lo que deja un rastro de soledad que muchas veces no somos capaces de soportar.
Que tengas una buena noche, Cristian ^_^. ¡Un abrazo!
"De flores tristes que lloran de dos en dos" Me gusto mucho esa frase!!! lindo escrito Cristian =)
ResponderEliminarCristian, muy feliz año 2015!!
ResponderEliminarFuerte abrazo.
Hola, la chica que me pediste de madrina ya se te ha asignado ^^
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