¿De qué me sirve escribirte si se que no me lees? Tengo los recuerdos en blanco y negro, el gris imperante en las calles de la ciudad y el blanco polvoriento de viejas bombillas alumbrando la barra de cualquier bar en que me dejen entrar, esos son mis recuerdos. Tu nunca soportaste esta podredumbre, la tristeza y nostalgia no tenían cabida en tus recuerdos plagados de añil y blanco.
Antes de conocernos eras chica de día, de sonrisas imperecederas y carcajadas bajo el fulgor dulce del estío sol.
Pero yo lo apague.
Te transforme en chica de noche y ciudad. De nostalgia y oscuridad.
De tabaco y bourbon.
Y eso es lo único que ahora me queda, una raída cajetilla de tabaco y un ultimo trago.
Todo fue por mi culpa. O por mi vena nostálgica.
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