La belleza de la mujer se halla iluminada por una luz que nos lleva y convida a contemplar el alma que tal cuerpo habita, y si aquella es tan bella como ésta, es imposible no amarla. -Sócrates
Sueño cada noche, al detenerse el tiempo,
con recordar la forma de tus labios,
alcanzarlos cuando comienzan a huir
flotando sobre las finas capas de hierba
quebradiza, se esconden entre olmos
y olivos, y me llaman con su fino aliento
almizclado.
Sueño con robarle a tus labios
un dulce beso, rompiendo los barrotes
de lluvia y viento, robles y pinos,
naranjos en flor, cerezos maduros,
sonrisas lejanas que aceleran mi corazón
y borran mis angustias y pensamientos.
Sueño con la salida del sol sobre nuestras
cabezas, el soplar del viento entre tu pelo
acercándome tú frutal aroma,
haciendo rozar tu mirada con la mía,
entre las sierras castellanas,
sobre las tierras secas, rozando con desnudos
pies el esparto arrodillado.
Sueño cada noche que rozo suavemente
tus carnosos rosas labios con los míos
mustios, sueño con tus verdes miradas,
con tu dulce voz entre regueros de luz.
Sueño que nadie nos ha visto
cogernos de la mano,
que fue tan suave el roce
de nuestros dedos que hasta hoy
no pudo notarse en nuestras pieles.
Sueño que no sueño contigo
porque estás a mi lado,
sueño que no sueño con tus labios
porque los rozo a cada segundo,
sueño que no sueño con tu mirada
pues la noto rozar mi rostro
distraído entre los versos del tiempo,
del verano, de tu piel morena.
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