Oriundo el cuerpo voló la psique arriando melancolía, izando vesania, tétrica zozobra disipando ósculos.
Y de las ruinas surgió únicamente sollozo en carabelas induciendo asfixia.
Los pasos se disiparon en poco más de dos inviernos, y así, la vida, se le fue apaciguando en contra del temblor en las manos. Éstas, sujetaban todavía aquel purulento corazón, goteando infecta el alma mortuoria por el enajenado semblante occiso, con cascabeles cuchillas alienadas.
De repente me cuesta seguir tu escritura, pero después de releerlas un par de veces pillo la idea si es que se puede decir así, me ha gustado mucho.
ResponderEliminarTe deseo lo mejor, cuando puedas y si quieres pásate por el blog