I
El temblor de estas manos sostienen anímicamente destrozados los ojos del amante que sostuvo su corazón muriendo entre los brazos. El temblor apenas perceptible embriaga las gargantas vibrando como los ojos cerrados soñando pesadillas. La sangre destilaba por entre los dedos arenosos cerniendo sollozos; abriendo en tórax oblicuo desgarrando con cada clamor.
Vespertinas risas turbaron quedas temblorosas manos ahora desaguando fanales ruinas. Antiguas heridas fueron abiertas en nuevas tajaderas arrítmicas. Pululó casi el alma a medio desnudar tiernas cabelleras efebas desplumadas. Aberración de yunques prolijos y efímeramente adormecidos en damnificación consciente de lumbre vívida.
Arrodillado el busto calmó las yagas del dorso lauro del óbito último.
Demasiado "delirium" para agosto.
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