A veces camino mas cerca del corazón de la ciudad, y entonces escribo esperanza, creyendo que vas a volver y rozaremos nuestros labios por primera vez. Suave, como rozamos nuestras manos sin que yo tuviera idea de que era nuestra despedida.
Otras, arrastro los pies más cerca del estomago de esta viciosa ciudad de whisky y neones. Entonces es cuando escribo desahogando mi frustración. Se que no volverás, el viajante como las carreteras no da un paso atrás, continúa en busca de nuevos páramos.
Nunca se detiene, y así, no te alcanzare jamás.
Por lo menos aún me quedan los recuerdos, el jack daniels y los neones de esta decadente ciudad que cada día se vuelve un poco más en blanco y negro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario